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Lo que Dios Reclama de ti “Tu Obediencia”
La viuda de Sarepta
Por Evangelista Héctor L Vázquez
1 Reyes 17:8-24
(😎 Entonces vino Palabra del Eterno a Elías:
(9) «Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y quédate allí. Yo he mandado allí a una viuda que te sustente».
(10) Entonces él se levantó y se fue a Sarepta. Cuando llegó a la puerta de la ciudad, vio a una mujer juntando leña. La llamó, y le dijo: «Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso, para que beba».
(11) Al ir ella a traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: «Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano».
(12) Ella respondió: «Vive el Eterno tu Dios, que no tengo pan cocido. Sólo tengo un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en una vasija. Ahora juntaba esta leña, para prepararlo para mí y mi hijo, para comerlo, y después morir».
(13) Elías le dijo: «No temas. Ve, haz como has dicho. Pero hazme a mí primero un panecillo cocido bajo la ceniza, y tráemelo. Después harás, para ti y para tu hijo.
(14) «Porque el Eterno, Dios de Israel, ha dicho: La harina no escaseará de la tinaja, ni el aceite de la botija, hasta que el Eterno envíe lluvia sobre la tierra».
(15) Entonces ella fue, e hizo como le dijo Elías. Y comió él, ella y su casa, durante muchos días.
(16) Y la harina de la tinaja no escaseó, ni menguó el aceite de la botija, conforme a la Palabra del Eterno dicha por Elías.
(17) Después de esto el hijo de la dueña de la casa enfermó, y la enfermedad fue tan grave que quedó sin aliento.
(18) Ella dijo a Elías: «¿Qué tienes contra mí, varón de Dios? ¿Has venido a recordarme mis pecados, y hacer morir a mi hijo?»*
(19) El le dijo: «Dame acá tu hijo». Entonces él lo tomó de su regazo, lo llevó a la cámara donde él estaba, y lo puso sobre su cama.
(20) Y clamó al Eterno: «Oh Señor Dios mío, ¿aun a la viuda en cuya casa estoy hospedado has afligido, matando a su hijo?»
(21) Se midió sobre el niño tres veces, y clamó al Eterno: «Oh Eterno, Dios mío, te ruego que vuelva la vida a este niño».
(22) Y el Eterno oyó la voz de Elías, y la vida del niño volvió a él, y revivió.
(23) Tomó luego Elías al niño, lo trajo del aposento a la casa, lo dio a su madre, y le dijo: «Mira, tu hijo vive».
(24) Entonces la mujer dijo a Elías: «Ahora conozco que tú eres varón de Dios, y que la Palabra del Eterno es verdad en tu boca».
Sarepta de Sidón: Un pueblo costero fenicio ubicado entre tiro y sido, en el territorio gobernado por et Baal el padre de Jezabel (1 reyes 16: 31). A Elías le toca ministrar en una zona donde el culto a Baal era predominante. Dios habría podido utilizar a los reyes o a los sacerdotes que habían sido ungidos con este propósito, pero cuando ninguno de ellos está a la altura de la tarea, El levanta hombres y mujeres como Elías para que den testimonio de la verdad. La orden de vivir fuera de Israel es una prueba para el propio Elías. El Señor no es un Dios territorial; Elías tendrá que vivir por la fe en ese Dios que actúa más allá de las fronteras de Israel. A una viuda de ese lugar le he ordenado darte de comer. El portador de la palabra de Dios iba a ser sostenido ahora por manos humanas y en este caso no por cuervos; las manos de una viuda a punto de inanición (v 12). Además esta mujer no pertenece al pueblo de Israel sino a una nación pagana que en aquellos momentos (como antes Egipto y después babilonia), representaba las fuerzas opuestas al reino de Dios.
Elías se fue, la confianza que tenía Elías en el Señor es manifestación de la fe que Israel había debido estar viviendo. Tan cierto como que vive el Señor tu Dios, su juramento en el nombre del Señor pudo haber sido por solidaridad a Elías, al saber que este era israelita o también una expresión genuina de conocimiento del Dios de Israel y de compromiso con El.
La frase antes prepárame un panecito luego haz algo para ti y para tu hijo. Como profeta que es el las palabras de Elías es una orden de Dios. A la viuda se le estaba pidiendo que diera todo lo que tenía para mantener con vida al portador de la palabra del Señor. La exigencia de darlo todo es lo que demandaba el pacto que Israel a pesar de ser escogido de Dios no había obedecido.
Porque así dice el Señor Dios de Israel Elías dice a la viuda < no temas> porque las exigencias de este pacto van acompañadas por sus promesas. El Señor nunca exige más de lo que promete dar.
Ella hizo lo que había dicho Elías. A través de un acto de fe esta mujer recibe la bendición divina. Israel había olvidado el pacto con Dios cuando decidió seguir a Baal y Asera en busca de la prosperidad material. Ahora en medio de un reino pagano una viuda descubre que la obediencia absoluta a la palabra de Dios es el camino que lleva a la vida.
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