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Evang Hector L Vazquez
on May 8, 2025
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Inteligencia y sabiduría.
De todo un poquito.
Shalom
Evangelista Héctor L Vázquez director de esta página.
Proverbios 1:7
El principio de la sabiduría es el temor del Eterno;
Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.
Quiero con el respeto de ustedes y la salud de la palabra hacer énfasis a algo que entre tantas cosas que oímos nos hemos olvidados. Cuando el rey Salomón se vio improvisto de ello imploro al Eterno, nos referimos a la palabra sabiduría. Hoy día escuchamos el énfasis en otras palabras sin embargo en este capítulo 4 de proverbios te enfatiza en ello un sinnúmero de veces. Como dije antes pedimos que el Eterno nos de fe, que seamos santos, que seamos prósperos. Que seamos bendecidos, pero nos olvidamos de la llave que abre el conocimiento y es en la intercesión que conseguimos abrir la puerta de los cielos para que se abra nuestro corazón y nuestra mente y podamos recibir sabiduría. El Rey Salomón le dijo al Eterno en oración yo no sé cómo gobernar este pueblo no sé cómo se ministrar, pero tú eres la fuente de todo y el Eterno le pregunto ¿Qué tú quieres? Y Salomón contesto sabiduría. Sin embargo, hoy te hacen énfasis en los frutos que da la sabiduría, pero no la sabiduría en sí. En otras palabras, no podemos comer frutas si el árbol ni siquiera ha sido sembrado.
1 Reyes 3:5-14
(5) Y se le apareció el Eterno a Salomón en Gabaón una noche en sueños, y le dijo Dios: Pide lo que quieras que yo te dé.
(6) Y Salomón dijo: Tú hiciste gran misericordia a tu siervo David mi padre, porque él anduvo delante de ti en verdad, en justicia, y con rectitud de corazón para contigo; y tú le has reservado esta tu gran misericordia, en que le diste hijo que se sentase en su trono, como sucede en este día.
(7) Ahora pues, Eterno Dios mío, tú me has puesto a mí tu siervo por rey en lugar de David mi padre; y yo soy joven, y no sé cómo entrar ni salir.
(8) Y tu siervo está en medio de tu pueblo al cual tú escogiste; un pueblo grande, que no se puede contar ni numerar por su multitud.
(9) Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?
(10) Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto.
(11) Y le dijo Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oír juicio,
(12) he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú.
(13) Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días.
(14) Y si anduvieres en mis caminos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como anduvo David tu padre, yo alargaré tus días.
Con esta introducción examinemos cada uno de los versos de este capítulo
Proverbios 4:1-27
(1) Oíd, hijos, la enseñanza de un padre,
Y estad atentos, para que conozcáis cordura.
(2) Porque os doy buena enseñanza;
No desamparéis mi ley.
(3) Porque yo también fui hijo de mi padre,
Delicado y único delante de mi madre.
(4) Y él me enseñaba, y me decía:
Retenga tu corazón mis razones,
Guarda mis mandamientos, y vivirás.
(5) Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia;
No te olvides ni te apartes de las razones de mi boca;
(6) No la dejes, y ella te guardará;
Amala, y te conservará.
(7) Sabiduría, ante todo; adquiere sabiduría;
Y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia.
(8) Engrandécela, y ella te engrandecerá;
Ella te honrará, cuando tú la hayas abrazado.
(9) Adorno de gracia dará a tu cabeza;
Corona de hermosura te entregará.
(10) Oye, hijo mío, y recibe mis razones,
Y se te multiplicarán años de vida.
(11) Por el camino de la sabiduría te he encaminado,
Y por veredas derechas te he hecho andar.
(12) Cuando anduvieres, no se estrecharán tus pasos,
Y si corrieres, no tropezarás.
(13) Retén el consejo, no lo dejes;
Guárdalo, porque eso es tu vida.
(14) No entres por la vereda de los impíos,
Ni vayas por el camino de los malos.
(15) Déjala, no pases por ella;
Apártate de ella, pasa.
(16) Porque no duermen ellos si no han hecho mal,
Y pierden el sueño si no han hecho caer a alguno.
(17) Porque comen pan de maldad, y beben vino de robos;
(18) Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora,
Que va en aumento hasta que el día es perfecto.
(19) El camino de los impíos es como la oscuridad;
No saben en qué tropiezan.
(20) Hijo mío, está atento a mis palabras;
Inclina tu oído a mis razones.
(21) No se aparten de tus ojos;
Guárdalas en medio de tu corazón;
(22) Porque son vida a los que las hallan,
Y medicina a todo su cuerpo.
(23) Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón;
Porque de él mana la vida.
(24) Aparta de ti la perversidad de la boca,
Y aleja de ti la iniquidad de los labios.
(25) Tus ojos miren lo recto,
Y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante.
(26) Examina la senda de tus pies,
Y todos tus caminos sean rectos.
(27) No te desvíes a la derecha ni a la izquierda;
Aparta tu pie del mal.
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