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¿Sabes qué significa orar? Evangelista Héctor L Vázquez Orar es hablar desde el corazón con nuestro Padre Celestial. La oración es hablar con Dios acerca de todo lo que nos importa. Orar significa clamar a Dios en cada necesidad. En San Lucas, capítulo 18, dos hombres entraron al templo para orar. Uno de esos hombres era fariseo. Él se creía mejor que todos los demás. Se alegaba delante de Dios de todas las buenas cosas que él había hecho, pero eso no era oración. Se jactaba de que él ayunaba dos veces cada semana y daba a Dios su diezmo de todas sus ganancias, pero eso tampoco era oración. El fariseo no estaba orando realmente. No vino al templo porque necesitaba a Dios, sino para alabarse a si mismo. Acuérdate que el orar significa clamar a Dios en cada necesidad. El otro hombre en esta parábola era publicano, o sea su trabajo era cobrar los impuestos Romanos. Los publicanos eran muy egoístas y exigían dinero extra de la gente, para usarlo ellos mismos. Pero este publicano sabía que él era pecador. Él sabía que había hecho lo malo y que necesitaba de la ayuda de Dios. Él no se jactaba de sí mismo. Sintió tanta pena por su pecado que ni siquiera pudo levantar sus ojos al cielo. En su gran necesidad, pidió a Dios que lo salvara. Dijo, “Dios, ten piedad de mi, pecador.” Este hombre realmente entendía lo que significa orar. Él contó su gran necesidad a Dios y le pidió ayuda. Dios escuchó su oración y le perdonó. No nos es natural orar a Dios y reconocer nuestra necesidad de su ayuda. ¡Hay tantas cosas que podemos hacer! La mayoría de nosotros podemos caminar y correr. Podemos ayudar a mamá a lavar los trastes. La mayoría podemos patear un balón. Nos gusta pensar que podemos hacer estas cosas por nuestra propia fuerza, ¿verdad que sí? Sin embargo, las cosas de Dios son cosas que nosotros ¡no podemos hacer! Por nuestra propia fuerza, no somos capaces ni de creer en Dios; no podemos arrepentirnos de nuestros pecados, ni siquiera podemos orar. Tal vez pensamos que sí podemos. Por naturaleza, somos como el fariseo y nos jactamos de lo que pensamos que nosotros mismos podemos hacer. Pero no podemos creer, arrepentirnos, ni orar sin que Dios nos enseñe y nos ayude. Somos vulnerables y necesitamos de Dios. Cuando Dios nos enseñe nuestra necesidad, entonces nos acercaremos a Él en oración. Hablaremos con Dios tal como hablamos con nuestro papá o mamá cuando necesitamos algo. Le diremos a Dios cuánto necesitamos de su ayuda. Dios nos enseña a orar, y nos escucha cada vez que vamos a Él en oración.