Noticias de Puerto Rico ??Policía: Huella dactilar delató al agente en vicioso asesinato de ancianos en IsabelaAquí lo más reciente de este caso 30/10/2023 Actualizado Agente sospechoso de asesinar a la pareja de ancianos en Isabela se priva de su vidaISABELA – Para Antonio López Figueroa, comisionado del Negociado de la Policía, el agente José Miguel Centeno Sánchez, quien se privó de la vida temprano en la mañana de hoy, cuando su casa iba a ser allanada por un contingente de investigadores del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC) con el apoyo de unidades técnicas y del SWAT, no era un policía.Las autoridades iban en búsqueda de evidencias que lo conecten con el vicioso asesinato de su padrino en la santería Idelfonso Janeiro Rodríguez, de 83 años, y Angélica Adorno Cruzado, de 77, cuyos cadáveres fueron hallados en la noche del 11 de octubre, atados, amordazados y baleados en su hogar en el kilómetro 1.6 de la carretera PR-112 en el barrio Arenales Bajos.López Figueroa expresó a los medios que desde hace una semana la investigación que estuvo en manos del agente Juan López Rivera y del teniente Orlando Camacho, de la División de Homicidios del CIC de Aguadilla, y con la participación directa del coronel Roberto Rivera Miranda, subcomisionado en Investigaciones Criminales, se tenía a Centeno Sánchez como sospechoso.Como la investigación continúa, ni López Figuera ni Rivera Miranda abundaron en lo que procuraban hallar en la casa, cuyo allanamiento estaba en progreso en la mañana de hoy.un Medio de Noticias supo que los agentes de Servicios Técnicos habían levantado una huella dactilar en un área donde fue arrancada una de las cámaras de seguridad y cuando fue examinada resultó ser la del agente.Agente sospechoso de asesinar a la pareja de ancianos en Isabela se priva de su vidaSe presume que fue un robo, pero no se ha determinado qué pudo haberse llevado. Los familiares de las víctimas hallaron dos cheques al portador por la venta de un terreno por una suma de más de $200,000, que estaban escondidos.En la casa se procuraban hallar dos Armas de fuego que le fueron hurtadas a Janeiro Rodríguez, así como el calzado deportivo y otras prendas de vestir de Centeno Sánchez, quien había quedado grabado con el rostro cubierto pero la ropa que llevaba la noche de los hechos era fácil de comparar.Centeno Sánchez había trabajado en el área de Bayamón hasta el 2017. Tenía 55 años y era padre de dos hijas adultas. Vivía solo en la planta baja de una casa de dos pisos y se sabía de la amistad que tenía con el matrimonio que asesinó, a quienes visitaba y ayudaba en la casa.Aunque tenía el rostro cubierto, por su voz se presume que las víctimas lo identificaron. Quizá para silenciar las detonaciones o para no ver el rostro de su madrina, le colocó una almohada en la cara antes de dispararle en varias ocasiones.El cadáver de la mujer quedó en la sala y el de su esposo en el cuarto. Ambos estaban atados y amordazados. Quizá utilizó su Arma de reglamento, con la que se presume se suicidó como pudo haber usado una de las Armas de Janeiro Rodríguez.López Figueroa insistió en que la investigación continúa, independientemente de lo ocurrido hoy. Hasta la fecha, la pesquisa no había detectado ningún otro participante en el mortal robo domiciliario.López Figueroa había emitido un comunicado temprano señalando que “en la mañana de hoy, un equipo especializado de la Policía, del Cuerpo de Investigaciones Criminales y el SWAT se dirigió a la residencia del agente José Miguel Centeno Sánchez, para diligenciar una orden de allanamiento, como producto de la investigación que llevamos en curso por el vil asesinato de Idelfonso Janeiro Rodríguez y Angélica Adorno Cruzado el pasado 11 de octubre. El allanamiento, que se perseguía ejecutar, se deriva del proceso de investigación que aún se encuentra en desarrollo y pretendía obtener evidencia que conectara a Centeno Sánchez con el crimen”, leen las declaraciones.Consternados los vecinos del agente que se privó de la vidaCuando los agentes de SWAT tocaron la puerta de la vivienda en la calle Pakistán, en el barrio Guerrero, para anunciar el allanamiento, Centeno Sánchez, quien vivía solo, prendió la luz de su habitación, después la apagó y se oyó la detonación del mortal disparo con el que se privó de la vida en una habitación. Los agentes de SWAT forzaron la puerta y entraron al cuarto donde yacía el cadáver del agente sobre el piso y la pistola a su lado. El cadáver presentaba una herida de bala en la sien derecha.Después del hallazgo de los cadáveres, el agente prácticamente desapareció, y aunque vivía cerca de las víctimas, muchos vecinos y amigos del babalao se sintieron extrañados de no verlo en el lugar ni en el velorio. El agente supuestamente estaba de vacaciones, y estaba supuesto a regresar a sus labores, pero pidió unos días por enfermedad. A finales de la semana pasada, volvió a sus labores uniformado.Días después de la muerte de los ancianos, un grupo de agentes del Centro de Recopilación, Análisis y Diseminación de Inteligencia Criminal (Cradic) habían obtenido imágenes captadas por una de las cámaras de seguridad que tenían en su hogar los esposos.Las cámaras fueron arrancadas, pero los peritos adscritos a la superintendencia auxiliar en Investigaciones Criminales (SAIC) lograron recuperar algunas imágenes que quedaron guardadas en el sistema de seguridad que tenía la casa.El caso tuvo su génesis por las sospechas que levantó una guagua Hyundai Tucson color vino modelo del 2019 que llevaba cerca de dos días abandonada en la calle marginal de carretera PR-2, cerca de un restaurante de comida rápida Subway, que llevaron en la noche del miércoles, 11 de octubre, a los agentes de la Policía Municipal de Isabela hasta una residencia en el kilómetro 1.6 de la carretera PR-112 en el barrio Arenales Bajos, para procurar por el dueño, hallando los cadáveres de Janeiro Rodríguez y Adorno Cruzado, baleados, amordazados y atados.La agente municipal Luz Nereida Medina Mercado, quien hizo las diligencias para dar con el dueño de la guagua, al observar a través de una ventana el cadáver de la septuagenaria alertó a Manejo de Emergencias y los agentes estatales, junto a los investigadores del CIC, entraron a la vivienda tras forzar una puerta. Un hermano del octogenario los autorizó a entrar.En la sala sobre un charco de sangre seca estaba el cadáver de la septuagenaria y en uno de los dormitorios el de su esposo, quien era el dueño registral del vehículo. La mujer presentaba varias heridas de bala en la cara y el hombre un balazo en la cabeza.Los familiares y vecinos no habían visto al matrimonio y encontraron raro no saber de ellos ni haber visto la guagua. Algunos pensaron que estaban de viaje viendo a sus hijos en Estados Unidos. La pareja tampoco había contestado llamadas en sus teléfonos.Janeiro Rodríguez había trabajado por largos años en muelles en los Estados Unidos y al jubilarse, regresó con su esposa a Puerto Rico. Sus cincos hijos residen en el Estado de la Florida.
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